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Fibromialgia y ejercicio físico

La fibromialgia o síndrome de fibromialgia es una afección crónica que se caracteriza por un dolor generalizado con rigidez y sensibilidad en músculos, ligamentos y articulaciones. Esta enfermedad sin cura y de origen desconocido suele estar asociada a otros factores tales como: fatiga, trastornos del sueño, dificultad cognitiva, depresión y ansiedad. Los pacientes perciben como dolorosos estímulos que habitualmente no lo son. Su diagnóstico se otorga cuando este dolor persiste a la palpación durante más de tres meses en al menos 11 de 18 puntos específicos sensibles a la palpación en el cuerpo.

Según los datos recogidos en los últimos años, la fibromialgia tiene una prevalencia media de 2.7% en el mundo, de los cuales, 4.2% pertenecen a mujeres y 1.4% a hombres. Esta diferencia entre sexos se confirma tanto en Europa como en España con una ratio de 21 mujeres enfermas, por cada hombre afectado.

Siguiendo las tendencias actuales y en base a las evidencias científicas, el ejercicio físico se sitúa como uno de los métodos más utilizados para luchar contra los síntomas de múltiples enfermedades, incluida la fibromialgia. Los beneficios que aportan a las personas afectadas se pueden dividir en físicos, psicológicos y sociales. En referencia a los primeros se ha demostrado como el umbral de dolor, el impacto de los síntomas, la fatiga y los puntos de dolor disminuyen. Sumando a todo ello la mejora del estado de ánimo y del sueño, además de la reducción de la depresión y la ansiedad. Es muy importante que la persona reciba apoyo social, repercutiendo directamente en su motivación hacia la práctica física y la lucha contra la enfermedad.

Investigaciones recientes se han centrado en determinar qué ejercicios son los más beneficiosos. De este modo se puede destacar el trabajo de flexibilidad (stretching training) y respiración como el Tai-Chi, el entrenamiento de fuerza y el ejercicio aeróbico de intensidad moderada. También se han obtenido resultados positivos cuando las sesiones de entrenamiento se realizan en el medio acuático.

Son de sobra conocidos los beneficios que aporta la actividad física a las personas. Pero no


todos son luces, hay que tener en cuenta las sombras para poder minimizar los riesgos y poder afrontar el entrenamiento con las mayores garantías de éxito. De esta manera, el entrenamiento excéntrico, las posiciones isométricas y los programas de alta intensidad puede conducir a un aumento de los síntomas, especialmente con el dolor muscular de aparición tardía (DOMS). El ejercicio aeróbico intenso y con impacto tampoco está recomendado.

En base a lo anteriormente expuesto y con la esperanza de ofrecer a la persona un servicio lo más completo posible, se aboga a la cooperación de un equipo multidisciplinar. Sumando al preparador físico, especialistas en diferentes ámbitos como la nutrición, la psicología, la fisioterapia y la traumatología.

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